Para los estudiantes de las ciencias filosóficas, presentamos aquí la página de la orden Martinista. Allí encontrarán textos y escritos del filósofo Louis Claude de Saint Martin.
Link de la Orden: http://www.martinismo.org/inicio.html
Para los estudiantes de las ciencias filosóficas, presentamos aquí la página de la orden Martinista. Allí encontrarán textos y escritos del filósofo Louis Claude de Saint Martin.
Link de la Orden: http://www.martinismo.org/inicio.html
Por Violeta Paula Cappella de Fox Talbot
El tiempo del llanto es el tiempo de ahora, es el momento de tristeza que está en este momento pasando por tu ser. Luego, será un amargo recuerdo y mucho más tarde solo un recuerdo. Y recordarás lo bueno y sonreirás y el tiempo del llanto se habrá quedado en su tiempo.
Vendrán otras lágrimas nuevas a borrar las viejas porque el tiempo del llanto se detiene y vuelve a empezar.
Nadie llora por la flor que muere lentamente al ser cortada, ni por las hojas de otoño que se han desprendido de su padre árbol. Nadie se entristece por las reliquias de un santo porque ya tuvo su tiempo de llanto y ahora, su vida inmaculada es ejemplo a seguir para todos.
Un día, recordarás todas tus lágrimas y serás feliz
porque eso significa que has amado y sigues amando a quien se fue de tu lado y
otro día, habrá alguien que llore por ti y pondrás tu mano ya etérea sobre su
cabeza, lo bendecirás y partirás sin miedo hacia ese cielo, porque habrás amado.
Por Jorge Vrech
Cuando tomé la ciudadanía
leonlandesa, hace de esto ya más de dos años, me sentí muy bienvenido a un raro
proyecto que incluía, todo un proyecto de vida. Un delante y un detrás muy
tentador porque jamás había pensado en que muchas de mis costumbres serían reemplazadas
por otras más saludables, tanto para mi alma como para mi mente.
Ser leonlandés es tan sencillo
como difícil. Si uno tiene un vicio, como lo es el fumar, hay que dejarlo, no
se puede ser leonlandés y contaminar el aire y eso hice y hoy estoy en
condiciones de asegurar que me siento físicamente mucho mejor porque el tabaco
en la desmesura del cigarrillo es tóxico a más no poder.
Mis pulmones se llenan de aire
y estoy feliz.
Otro tema atractivo, es que los
leonlandeses nunca dejamos de estudiar, pero tampoco de jugar. Hay tiempo para
todo porque hay disciplina y encanto en lo que se hace y todo se hace con
gusto. Mi anterior trabajo en los Tribunales Federales era tedioso, extenuante
y de un encierro que la pandemia del COVID-19 no es nada a la par de estar
horas y horas en una oficina con papeleo interminable. The Intelektor Kat, así
es como quiere ser llamado mi amigo y colega, me ofreció un día que me vio
totalmente desganado, trabajar en su estudio jurídico y acepté de inmediato:
buen sueldo y contrato sin fecha de vencimiento. Fue en ese contexto, donde
conocí el tema "Leonlandia" y estallé de risa cuando me lo comentó,
después que yo le preguntase por unos stickers que vi pegados en el vidrio de
uno de los ventanales. The Intelektor Kat me miró serio, se rió junto conmigo y
pasó a enumerar algunas "tradiciones" leonlandesas; en ese momento,
me di cuenta que la cosa iba en serio y era seria.
Un aspecto que no dejó de serme
muy atractivo, fue el tema de la demanda espiritual que implica ser leonlandés.
Si bien nadie te impone nada, todo se va dando de manera espontánea y uno
termina aceptando algún consejo, una invitación a degustar delicias que cocina
la “Oma Frida” o a una de las catas que fueron tan habituales en 2019. La
espiritualidad leonladesa tiene su ritmo astrológico, solar, lunar, cristiano, masónico,
teosófico, teológico, asatru, odinista y un millón de aspectos más que hacen a
un conocimiento interesantísimo donde se entremezclan los saberes, se articulan
y recrean de una manera excelente porque tras el símbolo, la palabra, el signo,
le mántram está presente siempre el ánimo de hacer el bien, de difundir la paz
como premisa para un mundo mejor y considerar que todo ser humano tiene la
posibilidad de salir de las sombras y empezar a acostumbrarse al brillo inefable
de la luz interior. Lo mejor de todo, es que no existe una exigencia de
encuentros obligatorios, cada uno y en la tranquilidad del lugar donde está, se
une en pensamiento y alma a una red infinita de hilos de luz que se entrelazan
para cultivar el bien común y liberar al planeta de miasmas y podredumbres
mentales.
Una de
las tradiciones que más me atrajeron, fue comenzar a estudiar nuevamente, pero
ahora sin el apuro de la juventud tierna y audaz, sino con el conocimiento de que
hago algo por placer, por gusto, con ganas y eso se llama “Psicología”.
Soy feliz
siendo leonlandés, es una mini-nacionalidad que te aleja del trajín cotidiano y
te impregna de fiel alegría porque sabés que allí hay alguien que está a tu
lado para levantarte el ánimo, para cambiarte la vida y darte una grata
sorpresa todos los días con una llamada o en el estudio jurídico, con la taza
de té con leche y los pancitos de anís.
Según su nombre indica, el plano mental es el dominio propio de la ú conciencia cuando actúa como pensamiento. En el plano de la inteligencia, no en función por medio del cerebro, sino en su propio mundo, libertada de las ligaduras del espíritu—materia físico.
La palabra inglesa man (hombre) viene de la sánscrita man, raíz del verbo que significa pensar.
Así man (hombre significa
pensador, designándose al hombre por la inteligencia como su más característico atributo.
En inglés encontramos únicamente la palabra mind (mente) para designar a la vez la propia conciencia intelectual y los efectos producidos sobre el cerebro físico por las vibraciones de la conciencia. Pero debemos considerar ahora la conciencia intelectual como entidad distinta, como individualidad y ser real.
Las vibraciones de su vida son pensamientos son imágenes y no palabras. Esta individualidad es Manas, el Pensador (I) (De la palabra Manas se deriva el nombre técnico: plano manásico, traducido por plano mental. Le podemos llamar el plano de la inteligencia propiamente dicha, para distinguir sus actividades de las de la inteligencia operante en la carne) Es él yo que revestido de la materia de las subdivisiones superiores del plano mental trabaja bajo las condiciones que esa materia le impone.
Sobre el plano físico se revela su presencia por las vibraciones que transmite al
cerebro y al sistema nervioso. Estos órganos responden a las vibraciones de su vida por las
vibraciones simpáticas; pero a causa de la densidades sus materiales, no pueden
reproducir sino una parte muy débil de las vibraciones recibidas, y aún de manera muy
imperfecta. Del mismo modo que la ciencia afirma la existencia de una inmensa
serie de vibraciones del éter, serie de la cual sólo percibimos un fragmento, el espectro solar luminoso, el
aparato físico del pensamiento, el cerebro y el sistema nervioso, no
pueden pensar sino un pequeño fragmento de la inmensa serie de vibraciones mentales emitidas
por el Pensador en su propio mundo.
Los cerebros muy receptivos responden a un grado que convenimos en denominar gran potencia intelectual; y los excepcionalmente receptivos responden a lo que se llama genio. En fin, los cerebros excepcionalmente inertes responden solamente al grado denominado idiotez.
Cada uno de nosotros
envía a su cerebro millones de
ondas mentales a las que el órgano puede responder por la densidad de sus materiales; y lo que
se llama poder mental de un hombre está en relación directa con esta sensibilidad.
Antes de estudiar al Pensador convendrá considerar el mundo que
ocupa, es decir, el plano mental mismo.
El plano mental es el que sigue al astral. No está separado de él sino por la diferencia de los materiales, lo mismo que el plano astral del plano físico. Podemos así repetir en la comparación del plano mental y del astral lo ya dicho al comparar el plano astral y el plano físico. La vida sobre el plano mental es más activa que en el astral y la forma en él es más plástica. El espíritu—materia se halla mucho más vitalizado y sutil que la materia del mundo astral.
El átomo más sutil de materia astral contiene en su cubierta esferoidal
innumerables agregados de la materia mental más densa, de suerte que la disgregación del átomo astral pone en
libertad una cantidad de materia mental de variedades muy densas.
De: "La Sabiduría Antigua", Annie Besant
El cuerpo etérico es un potente receptor de las impresiones impartidas a la conciencia humana por intermedio de los centros ya despiertos. No existe, por ejemplo, verdadera clarividencia hasta que el plexo solar y el centro ajna hayan despertado. Estas impresiones e informaciones trasmitidas se convierten en el incentivo por el cual se inicia la actividad consciente.
Hay muchas maneras de describir estas fuerzas y sus efectos actuantes: impulsos, incentivos, influencias, potencias, deseos, aspiraciones y muchos otros términos que sólo son sinónimos de fuerza o energía, impartiendo así la misma idea general. Todas estas palabras se refieren a formas de actividad del cuerpo etérico, pero sólo cuando las registra el cuerpo físico y actúan bajo su impresión. Todo el tema de la fuerza motivadora es de gran interés.
Sin embargo, la vastedad del asunto es tan real que sólo poco a poco la humanidad podrá captar la situación y llegar a comprender que el hombre es esencialmente (a través de su cuerpo etérico) parte integrante de un Todo grande y vibrante; únicamente con el tiempo aprenderá que por el proceso de la evolución puede registrar las diferentes zonas de expresión divina.
Sólo cuando el cuerpo etérico es impelido a la actividad por la influencia de las “fuerzas plasmada” del alma, de la mente, y temporariamente del cuerpo astral, y a través de ellas, puede el hombre llegar a ser consciente de todos los mundos, de cada fenómeno y estado de conciencia, y así lograr esa omniciencia que es el derecho de primogenitura de todos los hijos de Dios.
De: "Reflexionen sobre esto" - Alice A. Bailey
La buena voluntad es el primer intento del hombre para expresar su amor a Dios que traerá como resultado la paz en la tierra. La buena voluntad es tan simple y práctica que las personas no saben valorar su poder o efecto científico y dinámico. Quien practica sinceramente la buena voluntad en el hogar, puede cambiar totalmente las actitudes familiares. Cuando la buena voluntad sea practicada verdaderamente entre los grupos de cualquier nación, entre los partidos políticos, sectores religiosos y las naciones, podrá revolucionar al mundo.
De: "Los Problemas de la Humanidad" - Alice A. Bailey
El Egipto
faraónico fue el país de los sabios. Durante más de tres milenios, su principal
preocupación fue la búsqueda de una realización espiritual gracias a la puesta
en práctica de la sabiduría, encarnada en una diosa, Maat.
Maat es la
rectitud, la derechura, la verdad, la precisión y la justicia, la regla
inmutable del universo, la coherencia, la solidaridad. Se opone radicalmente a Isefet, el caos, el desorden, la
dejadez, el mal en todas sus formas.
Los sabios
de Egipto redactaron unas «enseñanzas» para abrir el espíritu, ensanchar el
corazón, convertirlo en receptáculo de Maat, simbolizada al mismo tiempo por la
pluma timonera que permite al pájaro dirigir su vuelo, por el zócalo sobre el
que están las estatuas a las que los ritos dan vida y por el gobernalle que
hace al justo capaz de cruzar felizmente el río de la existencia para abordar
la ribera de la eternidad.
El término sebayt, «enseñanza», se forma a partir
de la raíz seba, cuyos otros
significados son «la puerta» y «la estrella». Pues bien, esos textos son
efectivamente puertas que dan al conocimiento de los elementos fundamentales de
la sabiduría, así como estrellas destinadas a guiarnos por el camino dé la
vida.
Vencer la
ignorancia es esencial. Nadie nace sabio y es preciso realizar serios esfuerzos
para desarrollar las cualidades que te hacen apto para «decir y hacer Maat» sin
caer en las trampas mortales de la vanidad y la avidez. Cada día, las orejas,
«las vivas», deben mantenerse a la escucha de las palabras de sabiduría; si el
entendimiento es bueno, la rectitud será real. De este entendimiento nace el
acto justo, de conformidad con Maat. Un acto desprovisto de egoísmo, un acto
útil y luminoso para los demás, a condición de que se respete una regla de oro:
actuar para el que actúa.
«El que
conoce la realidad, los mitos y los rituales»: así se presenta el sabio Egipto
de corazón vigilante, de lengua capaz de decidir, de palabra eficaz, capaz de
satisfacer. Dios y los dioses, porque su entera existencia descansa en el
conocimiento y no en la creencia. Adepto de la tranquilidad y el silencio, se
aleja del agitado, del charlatán y del envidioso. Realizar lo que es recto,
buscar en todo la excelencia, no rehuir nunca las responsabilidades, venerar lo
que es más grande que uno mismo son algunos de los deberes cotidianos del
sabio.
Puesto que
la civilización egipcia supo crear seres de este temple, venció al tiempo, a la
barbarie, a los invasores y a la locura destructora. Pese a los golpes que se
le propinaron, esta sabiduría sigue irradiando, conmoviéndonos. Y ella es, sin
duda, la que constituye el verdadero secreto de los antiguos egipcios.
¿Qué se sabe
de los sabios, los autores de esas Enseñanzas?
Entre ellos hay faraones, como Amenemhat I, que escribió un testamento
espiritual para su sucesor Sesostris I con el fin de comunicarle su experiencia
y darle consejos referentes al arte de gobernar con sabiduría. Antes, otro rey
había actuado del mismo modo con el futuro faraón Merikara. Es probable que
muchos soberanos redactaran ese tipo de textos, pero sus obras se han perdido.
Algunas tal vez dormiten aún en la arena.
Hor-Yedefre,
hijo del faraón Keops, el célebre constructor de la gran pirámide de Gizeh, nos
legó una Enseñanza que le valió la
reputación de sabio, condición indispensable para convertirse en uno de los
consejeros del monarca. Los visires, a quienes el faraón encargaba que hicieran
vivir a Maat en la tierra y la colocaran en el centro de las relaciones sociales,
fueron también autores de Enseñanzas,
como Ptah-Hotep, cuyas palabras fueron preservadas milagrosamente en un solo
papiro. A la edad de ciento diez años, tradicionalmente atribuida a los sabios,
este visir de la VI dinastía consideró oportuno plasmar por escrito su
experiencia y transmitirla a las generaciones futuras. Y a Kagemni, visir de
los faraones Huni y Snefru, fundador de la IV dinastía, se destinó la primera Enseñanza conocida, de la que sólo el
comienzo ha escapado de la destrucción. Es probable que Imhotep, el genial
constructor de la pirámide escalonada de Saqqara, escribiera algunos preceptos
que están por descubrir, al igual que su tumba.
Otros
sabios, como Ipu Ur, son profetas: predicen las catástrofes que se producirán
si deja de respetarse la regla de Maat. En el caos y la desgracia, una sola
solución para volver a la armonía: buscar la sabiduría y ponerla en práctica.
En el
Imperio Nuevo, época del esplendor de Karnak y de la creación del Valle de los
Reyes, dos figuras de sabio sobresalen en nuestra documentación: la de Any, un
funcionario de rango medio que redactó una Enseñanza
para su hijo espiritual, y la de Amenemope, escriba de Thot que velaba por el
catastro, los pesos y las medidas. Sus obras conocieron una gran difusión, como
la de Ptah-Hotep, y algunos pasajes del libro de los Proverbios, de la Biblia,
se inspiran en Amenemope.
No existen
anécdotas que se refieran a los sabios y es preciso aguardar los últimos
fulgores de la civilización egipcia, y las Enseñanzas
de Anjsesongy, para saber que éste redactó su obra en la cárcel. El sabio
había descubierto una conspiración contra el rey pero no había informado de
ello porque su mejor amigo estaba implicado. Nada nos garantiza, sin embargo,
que no se trate de una edificante leyenda: incluso encarcelado, el sabio sólo
debe pensar en transmitir su enseñanza.
En este
florilegio no nos hemos limitado sólo a las Enseñanzas,
pues los Textos de las pirámides, los
Textos de los sarcófagos, el Libro de salir a la luz, los textos
grabados en los muros de los templos y en las estelas, relatos como el Cuento del hombre del oasis y demás
documentos nos ofrecen máximas de gran riqueza. En este inmenso tesoro hemos
optado por preferir los preceptos cuya traducción se ha establecido ya con un
adecuado coeficiente de certeza. Debe saberse, en efecto, que estos textos
suelen ser de gran dificultad y que muchos pasajes plantean aún problemas
insolubles. Las excavaciones no deben limitarse sólo a los monumentos, y
hermosos descubrimientos esperan a los investigadores que exploren las
múltiples formas de la literatura egipcia.
Este libro
se presenta como una andadura por los paisajes del pensamiento egipcio y
demuestra, si era necesario, que la gran voz de los sabios del antiguo Egipto
no se ha extinguido. Con sorprendente vigor, sigue hablándonos y respondiendo
muchos interrogantes fundamentales. ¿Acaso no se nos hace directamente la
pregunta: hay algo más urgente y más esencial que buscar la sabiduría?
En todas las escuelas herméticas hay una
ceremonia con la cual se recibe al candidato, conocida como Ceremonia de
Iniciación. Esta ceremonia, pese a no ser comprendida por la mayoría de los candidatos,
es un acto sobremanera significativo, cuya verdadera importancia está oculta
tras la verdadera apariencia del velo exterior.
Pero ¿quién entra y cómo se puede entrar en el mundo interno?. De la etimología de la palabra se desprende que el significado de la Iniciación es el ingreso en el mundo interno para comenzar una nueva vida. La Iniciación Masónica es una perla inestimable en la corona de la simbología. En la Logia hay un cuarto de reflexión, símbolo del interior del hombre. Todo ser humano, al cerrar sus sentidos al mundo externo, se encuentra en su ámbito de reflexión, aislado en la oscuridad que representa las sombras de la materia física que rodean al alma hasta la completa maduración. Ese interior oscuro es el estado de conciencia del profano que vive siempre fuera del Templo y en medio de las sombras. Desde el momento en que el practicante comienza a dirigir la luz del pensamiento concentrado hacia su mundo interior, la Iluminación comienza a invadir su Templo, poco a poco, y el dominio de su mente equivale al aceite que alimenta a la lámpara encendida.
Entonces, el Iniciado es el ser que dirige su
pensamiento al mundo interno o mundo del espíritu, pensamiento que lo conduce
al conocimiento de sí mismo y del Universo, del cuerpo y de los Dioses que en
él habitan. El Espíritu único y Universal se diversifica en todos los seres que
se hallan en el Cosmos. Estos dioses del Universo tienen sus representantes en
el cuerpo humano y esos representantes se llaman átomos. Por eso dice Hermes, y
con razón: “Lo que está arriba es como lo que está abajo”. Y por eso dice
Jesús: “El Reino de Dios está en vosotros”.
La Puerta de la Iniciación
La Puerta de la Iniciación verdadera, que conduce al Reino de Dios, en el mundo interno, es el CORAZÓN. La Iglesia Católica ha dedicado gran parte de su culto al Corazón de Jesús y al Corazón de María, objetivando, tal vez, esa práctica para que el hombre, con el tiempo, tenga la felicidad de subjetivarla.
Hay una ley, corroborada científicamente, que muchos ignoran y es la siguiente: Cuando uno dirige su pensamiento hacia un punto al interior de su cuerpo, hacia allá afluye la mayor cantidad de sangre.
Desde que el hombre, hijo pródigo del Padre Celestial, deambula por el desierto de la materia, alimentándose de los placeres que debilitan el alma y el cuerpo, ha habido, dentro de su corazón, una voz silenciosa que lo ha llamado con insistencia para que volviera a su lar; sin embargo, el hombre, embebido en sus placeres materiales, no la escucha. El aspirante la oye y responde a su llamada cuando vuelve a su corazón. En su búsqueda interna encuentra a ocho guías, en diferentes etapas del camino, cuya misión es conducir al Iniciado, si los sigue hasta el fin, ante el Padre, a la Unión con el Infinito.
El Hombre, en esta naturaleza migratoria, asciende en su centro-corazón a la estrella de Belén del Cristo nacido: entonces los tres Reyes Magos (cuerpo vital, cuerpo de deseos y cuerpo mental) deben seguir la estrella de Cristo en dirección del corazón hasta llegar al Padre.
El Tabernáculo en el desierto es el cuerpo
humano en el mundo, es el hombre peregrino hasta la Eternidad. Este Microcosmo
se mueve cíclicamente en un círculo alrededor del Dios Íntimo que reside en su
interior y que es origen y meta de todo. En el interior del Tabernáculo-cuerpo
está diseñada la representación de cosas celestiales y espirituales. Es preciso
venerar todas las partes del cuerpo humano y comprender todas sus realidades
sublimes y gloriosas.
El Señor Buda ha expresado que:
No
hemos de creer en lo dicho, simplemente porque fue dicho; ni en las
tradiciones, porque han sido trasmitidas desde la antigüedad; ni en los
rumores; ni en los escritos de los sabios, porque han venido de ellos; ni en
las fantasías, que se suponen haber sido inspiradas por un deva (es decir, una
supuesta inspiración espiritual); ni en las deducciones basadas en alguna suposición casual; ni por lo que parece ser una necesidad analógica; ni por la mera
autoridad de nuestros instructores o maestros, sino que hemos de creer cuando
lo escrito, la doctrina o lo dicho, está corroborado por nuestra propia razón y
conciencia. Por eso, enseñé a no creer lo que oyen decir, sino que, cuando lo
crean conscientemente, actúen de acuerdo y plenamente.
La Ley de Renacimiento
Esta ley deriva principalmente de la Ley de Evolución. Nunca ha sido captada ni adecuadamente comprendida en Occidente; tampoco ha demostrado ser de utilidad en Oriente, considerada allí como un principio rector de la vida, pues su efecto ha sido aletargador y ha ido en detrimento del progreso, porque los orientales creen que dicha ley otorga todo el tiempo que se quiera para llegar a la meta, lo cual ha impedido la realización de un arduo esfuerzo para alcanzarla. El cristiano común confunde la Ley de Renacimiento con lo que él denomina “la transmigración de las almas”, y frecuentemente cree que dicha ley significa que los seres humanos renacen en cuerpos de animales o formas inferiores de vida, lo cual es absolutamente erróneo. A medida que la vida de Dios va progresando de una forma a otra, la vida en los reinos sub-humanos de la naturaleza pasa progresivamente de la forma mineral a la vegetal y de ésta a la animal; la vida de Dios pasa de esta etapa al reino humano, quedando sujeta a la Ley de Renacimiento y no a la Ley de Trans-migración. Para quienes tienen alguna noción de la Ley de Renacimiento o de la Reencarnación, ese error parecerá ridículo.
La teoría o doctrina de la Reencarnación horroriza al cristiano ortodoxo; pero si se les formula la pregunta que los discípulos hicieron a Cristo después de devolverle la vista al ciego: “Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que naciese ciego?” (Jn. 9,2), rechazan las implicaciones, se mofan o se desalientan...
Si la meta de las correctas relaciones humanas es enseñada universalmente por el Cristo, el énfasis de Su enseñanza deberá recaer sobre la Ley de Renacimiento. Esto es inevitable debido a que el reconocimiento de esta ley traerá paralelamente la solución de los problemas de la humanidad y la respuesta a muchos de sus interrogantes.
Esta doctrina será una de las notas claves de la nueva religión mundial, como también un agente esclarecedor para una mejor comprensión de los problemas del mundo. Cuando Cristo estuvo en persona anteriormente, puso el énfasis sobre la realidad del alma y el valor del individuo. Dijo a los hombres que podían ser salvados por la vida del alma y por el Cristo que reside en el corazón humano. Además expresó que “el que no volviere a nacer no podrá ver el Reino de Dios” (Jn. 3,3). Sólo las almas pueden actuar como ciudadanos de ese reino y esta actuación privilegiada la presentó El por primera vez a la humanidad, dando así a los hombres la visión de una posibilidad divina y el fin inalterable de toda experiencia. El dijo: “Sed pues perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt. 5,48).
Esta vez enseñará a los hombres el método por el cual dicha posibilidad podrá convertirse en un hecho consumado -por el constante retorno del alma re-encarnante en la escuela de la Vida en la Tierra, a fin de someterse al proceso de perfeccionamiento del cual fue ejemplo sobresaliente. Tal es el significado y la enseñanza de la reencarnación...
Debe tenerse en cuenta que prácticamente todos los grupos y escritos ocultistas han puesto de relieve tontamente la cuestión de la recuperación de las pasadas encarnaciones, lo cual es imposible comprobar razonablemente, pues cualquiera puede decir y afirmar lo que le parezca. La enseñanza se ha basado sobre leyes imaginarias que se supone rigen la ecuación tiempo y el intervalo entre una vida y otra, olvidando que el tiempo es un producto de la conciencia cerebral y que sólo existe en el cerebro; el énfasis siempre ha sido puesto sobre un concepto falso respecto a la relación. La enseñanza, impartida acerca de la Reencarnación, fue más perniciosa que provechosa. Sólo queda un factor de valor: la existencia de la Ley de Renacimiento, que ahora es discutida por algunos y aceptada por muchos.
Más allá del hecho de que esta ley existe, muy poco sabemos; quienes conocen por experiencia la naturaleza real de este retorno, rechazan de plano los pormenores tontos e improbables que los grupos teosóficos y ocultistas exponen como realidades. La ley existe, pero nada sabemos acerca de su mecanismo. Muy pocas cosas pueden decirse que sean exactas respecto a ella, lo cual no puede ser refutado.
1. La Ley de Renacimiento es una de las grandes leyes naturales de nuestro planeta.
2. Es un proceso establecido, que se lleva a cabo de acuerdo a la Ley de Evolución.
3. Está íntimamente relacionada y condicionada por la Ley de Causa y Efecto.
4. Es un proceso de desenvolvimiento progresivo que permite al hombre avanzar desde las formas groseras del materialismo irracional hasta lograr la perfección espiritual y una inteligente percepción que le permitirá llegar a ser un miembro del Reino de Dios.
5. Explica las diferencias que existen entre los hombres y - en conexión con la Ley de Causa y Efecto (denominada Ley del Karma en Oriente) - justifica las diferentes circunstancias y actitudes hacia la vida.
12. Cuando el hombre por el desarrollo de la mente, por la sabiduría, el servicio práctico y la comprensión, ha aprendido a no pedir nada para el yo separado, ya no desea vivir en los tres mundos y se libera de la Ley de Renacimiento.
13. Entonces es consciente del grupo, del alma de su grupo y del alma de todas las formas, alcanzando, tal como Cristo dijera, una etapa de perfección crística, llegando “a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef. 4,13).
Esta invocación posee el don de la alegría y la bienaventuranza, es ideal para estos momentos, donde la humanidad está padeciendo el propio castigo de cientos de años de contaminar mares, tierra, hielos, ríos, aire, bosques y destruir zonas maravillosas que durante millones de años estuvieron en paz y armonía.
Que la humanidad aprenda a convivir y ser parte integral de la Naturaleza y no se crea superior a ella, porque en un minuto nos puede borrar e la faz de la tierra.
Si deseamos el retorno de Cristo: ¿Qué le vamos a ofrecer? ¿Un mundo lleno de basura de todo tipo?
Es hora de limpiar la tierra, el aire, el agua y los éteres.
La siguiente Oración pertenece al Libro "La Exteriorización de la Jerarquía", escrito por Alice A. Bailey.
El contexto de esta oración es la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, cuando la leímos, nos dimos cuenta de su potencia y energía, por lo que decidimos tomarla como un punto más de anclaje de la luz y sacarla del olvido para traerla a un nuevo contexto: el interminable conflicto en Oriente Medio. Si a esta altura alguien sigue hablando de esas zonas como "Tierra Santa", está muy equivocado, pues las fuerzas del feroz capitalismo-oscurantismo-materialismo están diezmando poblaciones enteras todos los días.
Bregamos por la difusión de esta maravillosa Oración Por la Paz Mundial para colaborar con las Fuerzas de la Luz y debilitar las fuerzas del mal.