sábado, 24 de abril de 2021

La Ley de Renacimiento (Alice A. Bailey)

 


La Ley de Renacimiento

 Por Alice A. Bailey

Esta ley deriva principalmente de la Ley de Evolución. Nunca ha sido captada ni adecuadamente comprendida en Occidente; tampoco ha demostrado ser de utilidad en Oriente, considerada allí como un principio rector de la vida, pues su efecto ha sido aletargador y ha ido en detrimento del progreso, porque los orientales creen que dicha ley otorga todo el tiempo que se quiera para llegar a la meta, lo cual ha impedido la realización de un arduo esfuerzo para alcanzarla. El cristiano común confunde la Ley de Renacimiento con lo que él denomina “la transmigración de las almas”, y frecuentemente cree que dicha ley significa que los seres humanos renacen en cuerpos de animales o formas inferiores de vida, lo cual es absolutamente erróneo. A medida que la vida de Dios va progresando de una forma a otra, la vida en los reinos sub-humanos de la naturaleza pasa progresivamente de la forma mineral a la vegetal y de ésta a la animal; la vida de Dios pasa de esta etapa al reino humano, quedando sujeta a la Ley de Renacimiento y no a la Ley de Trans-mi­gración. Para quienes tienen alguna noción de la Ley de Renacimiento o de la Reencarnación, ese error parecerá ridículo.

La teoría o doctrina de la Reencarnación horroriza al cristiano ortodoxo; pero si se les formula la pregunta que los discípulos hicieron a Cristo después de devolverle la vista al ciego: “Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que naciese ciego?” (Jn. 9,2), rechazan las implicaciones, se mofan o se desalientan...

Si la meta de las correctas relaciones humanas es enseñada universalmente por el Cristo, el énfasis de Su enseñanza deberá recaer sobre la Ley de Renacimiento. Esto es inevitable debido a que el reconocimiento de esta ley traerá paralelamente la solución de los problemas de la humanidad y la respuesta a muchos de sus interrogantes.

Esta doctrina será una de las notas claves de la nueva religión mundial, como también un agente esclarecedor para una mejor comprensión de los problemas del mundo. Cuando Cristo estuvo en persona anteriormente, puso el énfasis sobre la realidad del alma y el valor del individuo. Dijo a los hombres que podían ser salvados por la vida del alma y por el Cristo que reside en el corazón humano. Además expresó que “el que no volviere a nacer no podrá ver el Reino de Dios” (Jn. 3,3). Sólo las almas pueden actuar como ciudadanos de ese reino y esta actuación privilegiada la presentó El por primera vez a la humanidad, dando así a los hombres la visión de una posibilidad divina y el fin inalterable de toda experiencia. El dijo: “Sed pues perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt. 5,48).

Esta vez enseñará a los hombres el método por el cual dicha posibilidad podrá convertirse en un hecho consumado -por el constante retorno del alma re-encarnante en la escuela de la Vida en la Tierra, a fin de someterse al proceso de perfeccionamiento del cual fue ejemplo sobresaliente. Tal es el significado y la enseñanza de la reencarnación...

Debe tenerse en cuenta que prácticamente todos los grupos y escritos ocultistas han puesto de relieve tontamente la cuestión de la recuperación de las pasadas encarnaciones, lo cual es imposible comprobar razonablemente, pues cualquiera puede decir y afirmar lo que le parezca. La enseñanza se ha basado sobre leyes imaginarias que se supone rigen la ecuación tiempo y el intervalo entre una vida y otra, olvidando que el tiempo es un producto de la conciencia cerebral y que sólo existe en el cerebro; el énfasis siempre ha sido puesto sobre un concepto falso respecto a la relación. La enseñanza, impartida acerca de la Reencarnación, fue más perniciosa que provechosa. Sólo queda un factor de valor: la existencia de la Ley de Renacimiento, que ahora es discutida por algunos y aceptada por muchos.

Más allá del hecho de que esta ley existe, muy poco sabemos; quienes conocen por experiencia la naturaleza real de este retorno, rechazan de plano los pormenores tontos e improbables que los grupos teosóficos y ocultistas exponen como realidades. La ley existe, pero nada sabemos acerca de su mecanismo. Muy pocas cosas pueden decirse que sean exactas respecto a ella, lo cual no puede ser refutado.

1. La Ley de Renacimiento es una de las grandes leyes naturales de nuestro planeta.

2.  Es un proceso establecido, que se lleva a cabo de acuerdo a la Ley de Evolución.

3.  Está íntimamente relacionada y condicionada por la Ley de Causa y Efecto.

4. Es un proceso de desenvolvimiento progresivo que permite al hombre avanzar desde las formas groseras del materialismo irracional hasta lograr la perfección espiritual y una inteligente percepción que le permitirá llegar a ser un miembro del Reino de Dios.

5. Explica las diferencias que existen entre los hombres y - en conexión con la Ley de Causa y Efecto (denominada Ley del Karma en Oriente) - justifica las diferentes circunstancias y actitudes hacia la vida.

 6.   Es la expresión del aspecto voluntad del alma y no el resultado de la decisión de una forma material; es el alma, que existe en todas las formas, quien reencarna, elige y construye los adecuados vehículos físico, emocional y mental, con los cuales puede aprender las correspondientes y necesarias lecciones.

 7.  La Ley de Renacimiento (en lo que concierne a la humanidad) entra en vigencia en el plano del alma. La encarnación es motivada y dirigida desde el nivel del alma en el plano mental.

 8.  Las almas encarnan cíclicamente en grupos, de acuerdo a la ley, a fin de establecer correctas relaciones con Dios y con sus semejantes.

 9. El desenvolvimiento progresivo, de acuerdo a la Ley de Renacimien­to. está condicionado en gran parte por el principio mental: “Así como el hombre piensa en su corazón, así es él”. Estas breves palabras merecen cuidadosa reflexión.

 10. De acuerdo a la Ley de Renacimiento el ser humano desarrolla su mente con lentitud; luego ésta comienza a controlar la naturaleza emocional-sensoria y, finalmente, revela al hombre su alma, naturaleza y medio ambiente.

 11.  En esa etapa de desarrollo el hombre empieza a hollar el Sendero de Retorno y se dirige gradualmente (después de muchas vidas) hacia el Reino de Dios.

12.  Cuando el hombre por el desarrollo de la mente, por la sabiduría, el servicio práctico y la comprensión, ha aprendido a no pedir nada para el yo separado, ya no desea vivir en los tres mundos y se libera de la Ley de Renacimiento.

13. Entonces es consciente del grupo, del alma de su grupo y del alma de todas las formas, alcanzando, tal como Cristo dijera, una etapa de perfección crística, llegando “a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef. 4,13).

 Ninguna persona inteligente tratará de ir más allá de esta amplia generalización. Cuando Cristo reaparezca poseeremos un conocimiento más realista y verdadero, sabremos que estamos eternamente vinculados con las almas de todos los hombres y definidamente relacionados con aquellos que reencarnan con nosotros, que aprenden las mismas lecciones y pasan las mismas experiencias y experimentos que nosotros. Este conocimiento comprobado y aceptado regenerará las fuentes mismas de nuestro vivir humano. Sabremos que las causas de nuestras dificultades y problemas provienen porque no reconocemos esta Ley fundamental con sus responsabilidades y obligaciones; entonces aprenderemos gradualmente a regir nuestras actividades mediante su exacto poder restrictivo. La Ley de Renacimiento encierra en sí el conocimiento práctico que los hombres necesitan hoy para conducir recta y correctamente sus vidas en los aspectos religioso, político, económico, comunal y privado, estableciendo así correctas relaciones con la vida divina que existe en todas las formas. (8-102/6)

 

 

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