sábado, 1 de diciembre de 2018

El piso cuadriculado



Por Sandy Petersen

En muchos templos de diferentes religiones e instituciones espirituales, nos encontramos con el símbolo del piso cuadriculado en mosaicos blancos y negros.

Es un emblema muy antiguo que siempre se utilizó para representar todo tipo de dualidades que vive el ser humano a lo largo de sus encarnaciones.

Pero más allá de las dualidades separadas y reconocidas, el piso cuadriculado es también un símbolo de unidad en el que se conjugan los conocimientos de estas duplicidades para luego encontrar la fina línea que los acerca, esto significa que a saber, que no existe el uno sin el otro y que los pares, deben ser estudiados para poder luego fundir uno en el otro. Esto significa, que del 2, nace nuevamente el 1, que a su vez es el 3.

La disposición de los mosaicos varía según el lugar donde se encuentren; en muchas iglesias, nos encontramos con la disposición en forma de rombo, lo cual indica, que frente al altar se funden los aspectos femenino-masculino del ser humano, para encontrar el divino andrógino, en otras, la sucesión es de cuadrados y simboliza el conocimiento racional-espiritual que deriva en el comprensión de Adi o la morada de mónada.

La majestuosidad sin igual de este entramado de mosaicos, ha llevado a albañiles y arquitectos a recrearlo también en ámbitos profanos, por sobre todo cuando se trata de espacios grandes, como salas de estar, jardines internos y hasta incluso lugares tan lejanos de lo místico como un baño.

Esta “moda” de pisos cuadriculados, es indudablemente un rasgo característico de la filiación del arquitecto o albañil que, con el consentimiento del dueño de casa, deciden dejar su impronta, su particular “marca” de reconocimiento.

Entonces, y al estar frente a un piso cuadriculado, tendremos frente a nuestros ojos un verdadero libro abierto que nos revelará sus misterios, en tanto nuestra mente decida a su vez abrirse, dejando de lado toda clase de prejuicios, que no son más que elucubraciones producto de la ignorancia.