ESTANZA I
El Secreto
del Fuego se halla oculto en la segunda letra de la Palabra Sagrada. El
misterio de la vida se halla oculto en el corazón. Cuando vibra el punto
inferior, cuando el sagrado triángulo resplandece, cuando el punto, el centro
medio y el ápice se unen y circula el Fuego, cuando arde el triple ápice,
entonces los dos triángulos -el mayor y el menor- se fusionan en una sola
llama, que todo lo consume.
ESTANZA
II
“AUM” dijo el Poderoso Uno, y pronunció la
Palabra. Las séptuples olas de la materia se disolvieron y aparecieron variedad
de formas. Cada una ocupó su lugar en su esfera designada. Esperaron que
entrara la sagrada corriente y las colmara.
Los
Constructores respondieron al sagrado sonido. En colaboración musical se
abocaron al trabajo. Construyeron en muchas esferas, comenzando por la tercera.
En este plano se inició su trabajo. Construyeron la envoltura átmica y la
enhebraron a su Primario.
“AUM”
dijo el Poderoso Uno. “Que prosiga el trabajo. Que los constructores del aire
continúen con el plan.”
El
Señor de los Devas y los Constructores del plano del aire trabajaron con las
formas dentro de esa esfera que ciertamente les pertenece. Intentaban
establecer la unión en su grupo asignado. Sus manos producían rápidamente los
moldes.
El
sagrado plano de conjunción, el cuarto gran plano, se convirtió en la esfera,
dentro del círculo mayor, que señalaba la meta para el hombre.
“AUM”
dijo el Poderoso Uno, exhalando hacia el quinto, el plano de la tierra
ardiente, el lugar de encuentro del fuego. Entonces se escuchó una nota cósmica
debajo del sonido del sistema. El fuego interno y el fuego externo se
encontraron con el fuego ascendente. Los guardianes del fuego cósmico y los
devas del calor fohático vigilaron las formas que permanecían amorfas,
esperando un punto en el tiempo.
Los
constructores de menor grado, devas que trabajaban con la materia, moldearon
las formas. Éstas se dividieron en cuatro grupos. Permanecieron en absoluto
silencio en los triples niveles. Vibraron, respondieron a la tónica, sin
embargo, permanecieron estériles y yermas.
“AUM”
dijo el Poderoso Uno, “que afluyan también las aguas”. Los constructores de la
esfera acuosa, que habitan en la humedad, produjeron las formas que se mueven
en el reino de Varuna. Crecieron y se multiplicaron. Oscilaban en constante
flujo. Cada reflujo en el movimiento cósmico aumentaba el interminable fluir.
Se observaban las ondulaciones de las formas.
“AUM”
dijo el Poderoso Uno, “que los Constructores se ocupen de la materia”. Lo que
estaba en estado líquido se solidificó. Se construyeron las formas sólidas. La
corteza se enfrió. Las rocas se endurecieron. Los constructores crearon la
confusión para producir las diversas formas de maya. Cuando se completaron los
estratos rocosos, el trabajo terminó. Los constructores de grado inferior
anunciaron que el trabajo había llegado a su fin.
Del
estrato rocoso surgió el otro estrato. Los constructores del segundo acordaron
que ya estaba realizado el trabajo. El primero y el segundo, en el camino
ascendente, permanecieron en forma cuádruple. Aquellos cuya vista era
penetrante percibieron parcialmente a los cinco internos.
“AUM”
dijo el Poderoso Uno, y contuvo Su Aliento. La chispa que existía en los
habitantes del tercero dio impulso a un mayor crecimiento. Los constructores de
las formas inferiores manipularon el maya más denso, fusionaron su producto
con las formas construidas por los seres acuosos. La materia y el agua
fusionadas produjeron, a su debido tiempo, el tercero. Así continuó la ascensión.
Los constructores trabajaron unidos. Llamaron a los guardianes de la zona
ígnea. La materia y el agua se mezclaron con el fuego, y conjuntamente con la
chispa interna, dentro de la forma, se fusionaron.
El
Poderoso Uno miró hacia abajo. Aprobó las formas. Surgió la demanda por mayor luz.
Nuevamente recogió el sonido. Elevó hacia niveles superiores la tenue chispa de
luz. Se escuchó otro tono, el sonido del fuego cósmico, oculto en los Hijos de
Manas, quienes se dirigieron a sus Primarios. Los cuatro inferiores, los tres
superiores y los cinco cósmicos se reunieron en la gran inhalación. Se formó
una nueva envoltura.
De: Tratado sobre el Fuego Cósmico, Alice A. Bailey, pág- 10, 13, Ed. Kier