Esta invocación posee el don de la alegría y la bienaventuranza, es ideal para estos momentos, donde la humanidad está padeciendo el propio castigo de cientos de años de contaminar mares, tierra, hielos, ríos, aire, bosques y destruir zonas maravillosas que durante millones de años estuvieron en paz y armonía.
Que la humanidad aprenda a convivir y ser parte integral de la Naturaleza y no se crea superior a ella, porque en un minuto nos puede borrar e la faz de la tierra.
Si deseamos el retorno de Cristo: ¿Qué le vamos a ofrecer? ¿Un mundo lleno de basura de todo tipo?
Es hora de limpiar la tierra, el aire, el agua y los éteres.